lunes, 16 de abril de 2007

Capítulo III - Blasfemia



Desperté totalmente ajena a ella, no porque así lo sintiera, sino, porque así era. Ella ya no estaba, solo estaba lo que hacía unas horas me había pertenecido, pero su esencia, su tinte rosado, había desaparecido. La contemplé por horas, hasta encontrar en su propia carne un vestigio de lo que alguna vez había sido, no porque fuera menos bella, sino, porque no se encontraba ahora en su esplendor. Luego de intentar por años algún tipo de retorno al pasado, tan expectante y claro como ningún presente lo es, decidí que era tarde, ese asunto estaba más allá de mis manos (las cuales habían envejecido un poco tras la espera de su regreso). Decidí, entonces, preguntarle a Dios.

- ¿Dónde está y por qué no regresa a mí?

- Está en un lugar mejor y no regresa porque así ella lo decidió.

- ¿Hay un lugar mejor que las cálidas manos de quien, tras su amor, desespera y se dispone a entregar todo para aquel ser? Por la ferocidad con la que anoche ataque sus pupilas creo que ella no duda de que la amo y estoy dispuesta a morir por ella ¿acaso podrías superar ese amor? Si pudieras no serías inmortal...

- No lo se... tampoco serías capaz de comprenderlo. De cualquier forma, ella prefirió mi compañía.

- ¿Algún día podré recuperarla?

- El amor nunca muere, dijeron ustedes, sabiamente...

- Yo no lo dije. Es más, nunca tuve una carencia de esperanza como la que experimento ahora. Con mi incredulidad te maldigo y te condeno para siempre a no ser más que una voz en mi cabeza.

Y así me dispuse a buscarla, recuperarla y atarla a mí por siempre.


2004

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Tercera parte.-

Después de comprender lo que sucede, buscamos a quién culpar... Y ese suele ser Dios. Y ese suele ser el nacimiento de nuestro escepticismo. Y ese suele ser el comienzo de un infinito camino de soledad.

Y ese es el principio de nuestra conciencia sobre la muerte... Y la muerte más alla de la muerte.

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En la imagen, una versión de Amor & Psyche.

domingo, 8 de abril de 2007

Capítulo II - Sólo ama esta cálida protección


Ella es parte de mí y siempre lo fue: es la parte más real de mi propia persona. Daría mi vida por ella. Daría mi fortaleza por ella. Lo daría todo. Tal vez se debe a un excesivo amor propio. La encontré donde el camino todavía no era un camino, donde el cesped era una ilusión. Me acompañó y la acompañé en todo momento, incluso en los más difíciles. Allí esta ella: tan lejana y tan... yo.

No necesitaría nada más si ella se entregara del todo a mí, como yo lo hice con ella. Es mi única esperanza tangible de evitar la insanidad. Pero se que no me ama tanto, ni de ese modo. Su amor es abstracto como el viento. ¿Acaso el viento es abstracto? ¡Por favor! Su amor tampoco lo es. Su amor es... simplemente como el viento.

La veo correr por los prados de la inocencia, simulando pertenecer a aquel lugar. ¡Es tan feliz al creerse tan ingenua! Solo es una desdichada mujer que vive a expensas de sus propias decisiones. Solo es uno más de nosotros; pero yo aún no lo comprendo. Cae, y camina hacia mí.

- Lastimé mis rodillas- me mira como una niña a su madre: con un amor insuperable y un pánico inhumano. Yo vendo sus piernas y las vuelvo nuevas. Ella nuevamente corre. No puede esperar el día en el que podrá alejarse de mí y encontrar solo la parte de mí que ama insuperablemente... pero en otro hombre.

¿Qué más podría decir de ella? Es tan bella que cualquier palabra limitaría su magnificencia. Y yo quiero que vuele libre. Es tan sabia que cualquier amor limitaría su libertad. Y yo quiero que corra libre.

Duele como el crudo frío de la mañana, lo se. Arde como el fuego del deseo. Pero la amo, y así debo disponerme a buscar, yo también, lo que amo de ella; pero en otra persona. La única diferencia es que yo la amo en su entereza, y que no podré encontrar nunca una persona idéntica a ella. ¿O soy lo suficientemente narcisista como para hallar su belleza en otro ser?

2004

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Comprende la realidad, asume la verdad... Abre los ojos...

En la imagen, otra versión de "El Toilette de Venus", el cual me deslumbró en el museo de Bellas Artes.


I guess me holding you was holding you down...