miércoles, 28 de marzo de 2007

Capitulo I - (éxtasis)


El frío penetraba es nuestra carne como nunca nada lo había hecho; me incitaba a morder su fresca carne, tan complejamente simple que me enloquecía, me confundía. Pero allí me hallaba, cubierta por un manto de lo que solemos llamar “amor” y muy pocas veces corroboramos. Inexplicablemente perversa, inimaginablemente bella... la Luna nos observaba desde lo alto, mostrando un camino a seguir que en ese momento, realmente, poco me interesaba.
¡Qué frío era el frío que intentaba enfriarme! ¡Y qué fuerte era la pasión que me aislaba de la intemperie! En ese momento comprendí que eso era amor. Procuré nunca alejarme de ella, nunca dejarla alejarse de mi... por más que doliera su intención.
No podría comparar su presencia con ninguna celestial metáfora; debe ser por eso que todavía no la comprendo: siempre me costó desnudar las cosas por lo que son, sin otorgarles un significado ultramundano.
Una belleza que solo podía ignorar (para en este modo no dudar hacerla mía) a través de los momentos en que estábamos juntas.
2004
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Este texto forma parte de una novela corta que quise escribir a los 15 años.
Narra las ideas y venidas de una joven que esta buscando al amor que ella misma concibe. No resulta facil vivir en mentiras. Mucho menos cuando nosotros mismos creemos en ellas.
En la foto, una version de "Le toilette de Venus": Venus viendose a sí misma en el espejo.-

lunes, 12 de marzo de 2007

La Inevitable Vejez Interna


Las cortinas amarillentas bailaban sobre sus cuerpos en reposo. Tal era el peso del tiempo que el aire costaba más caro a cada minuto. Las arrugas cubrían todo cuanto poseían, dejando la marca de los años plasmada en cada molécula de recuerdo. Cada suspiro era una lucha, cada palabra, una muerte.
Sus manos recorrían aquel rostro, esperando el instante en el cual no habría más palabras que los maliciosos verbos de despedida. Ya estaban cansados; la vida había sido larga y dura. La eternidad que pasaron juntos, todos los recuerdos de pesares añejos y algún que otro momento maravillosamente alegre, parecían desteñirse y perder importancia ahora: todo era agonía, miseria y muerte.
Sus labios se esforzaron por despedirse, marcando cada sílaba con el aroma de un clavel. Las palabras, insuficientes al parecer, solo pudieron dibujar un profundo aprecio, unos pálidos reproches y una desprolija carta de despedida. ¡Tanto tiempo se habían regalado! Era ahora cuando se preguntaban si tanta tortura había valido realmente la pena… Pero el agradecimiento era eterno, como lo era y lo es el amor a la vida, la belleza y la plenitud. Pero ellas ya habían muerto. ¿A quien más podrían amar? Por más triste que fuera, ya todo había muerto.
Levantó sus cejas, en una señal de dolor y abrió sus labios, intentando pronunciar sus últimas palabras; pero la muerte fue más rápida, y más segura al amar a la vida. Las palabras quedaron destruidas, recostadas sobre el polvo de un rincón. Ahora era su hora. Su hora de morir.
Debe apresurarse: la vida es corta y la muerte, enamoradiza. Ahora, ya libre, debe comenzar nuevamente y encontrar a un proveedor de juventud, quien torture paulatinamente, sus ojos brillantes y su piel de jazmín, con la atroz mutilación, la inevitable vejez interna.

30·11·05
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Dar la vida por amor y dar el amor por la vida... No poder vivir sin el amor y no poder vivir con el amor... ¿Qué tanta culpa nos merece el fin de una relacion? No somos culpables por el fin de nuestra existencia. Y por consiguiente, nada podemos controlar en ella.

lunes, 5 de marzo de 2007

Conversación entre Hera y Zeus

H- Y aquí estamos, otra vez, Zeus, luchando descaradamente por sobrevivir, clavando puñales de rencor justo donde duerme el dolor…

Z- Hera, amada esposa, llena de virtud, repleta de belleza, sabes bien que no hay mujer mas bella e imponente que tu. Lo dicen mis ojos que todo lo ven… Hera, mía, soñada perfección, eterna luz de mi placer, sabes muy bien que mi amor así como tu belleza, nunca se apagará.

H- Tus palabras solo palabras son, tan soberbias, vid amia, tan soberbias… No deberían sentirse capaces de predecir nuestro futuro… Pero lo hacen… Y no reparan en cuanto se equivocan.

Z- Mis palabras son sinceras, si es que tus oídos no te engañan… Jamás ha existido, en el universo, amor superior al nuestro.

H- Bien sabes que para nosotros un universo es un instante. Y no puedes jurarme que no caerás ante la incomparable belleza de Afrodita, a su firme piel y eterna juventud. Antes que arriesgarme a perecer ante ella, prefiero que me jures, pereceré ante la sabia Atenea o la fuerte Artemis.

Z- Hera, realmente no se que es lo que puedo hacer, decir sentir para hacerte sentir bien… Tu luz, tu brillo, Hera, alumbran las penumbras del infierno, tal es su poder. Tu fuerza de espíritu impulsa a todo un sentimiento con tu amor por la vida… Tu amor por la vida, Hera, tu amor por la vida me hace olvidar a la misma muerte, pues se que mas allá seguiría viviendo a través de tu bendito recuerdo… Dime si no eres más bella que Afrodita, más fuerte que Artemio y más sabia que Atenea. Eras la fusión perfecta de las cosas hermosas de este existir, la belleza cotidiana que me hace despertar y la intensidad diaria que me hace dormir. Eres todo para mi, Hera, y lo entregaría todo por ti…

H- Desearía poder expresar mis emociones con palabras, pero has fallado al crear las palabras perfectas para mí… Has fallado, Zeus, has fallado… Lo que necesitaba, vida mía, era saber que somos imperfectos, y lo has logrado… Al fin y al cabo, no somos más que creaciones humanas…

01.10.06

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Una crítica a la actual sociedad de consumo y a la decadencia a la que nos exponemos al comprar solo un envase.
Hera ruega a su esposo que si va a dejar de amarla, sea porque ama a alguien intelectual o emocionalmente superior, y no porque ama a Afrodita, diosa de la "belleza", si es que realmente podemos denominarla asi.